El irimi en Shotokai

  1. Definiendo los términos
    Utilizaré el término Shotokai como sinónimo del karate del maestro Egami (en concreto el karate de Shintaido) y el de irimi como sinónimo de anticipación es decir, como la capacidad de no iniciar un ataque sino de responder instantáneamente a un ataque del oponente con un golpe, llegando antes que él.
    Por ejemplo, no sería irimi bloquear un ataque con gedan barai y responder con gyaku tsuki, y sí lo sería responder directamente a un mae geri con un oi tsuki llegando antes que el oponente.

  2. Ética del irimi
    Naturalmente esto se ajusta un código de alta ética: uso lo que sé solamente como auto defensa. Todavía más alta ética si el golpe está dado de tal manera que no lastime innecesariamente al oponente: puedo golpear con la palma de la mano en una zona no vital.
  3. El irimi en general
    Aunque el irimi no es un objetivo exclusivo de la escuela Shotokai, ni si quiera del karate en general sino que lo es de otras artes marciales me limitaré a comentar mis experiencia reales vividas con tal concepto.
  4. El límite superior del irimi: el maestro Egami
    Saliendo de un entrenamiento en el gimnasio Fujiyama, José Garcia Noblejas (ver aquí), el maestro Hiruma y yo, fuimos a tomar unas cañas. José y yo, profundos viciosos del karate aprovechamos la escasa concurrencia para sacar información a Hiruma. Que si la relajación en los golpes, que si la validez del combate libre, que si los entrenamientos físicos al límite, que si bla, bla, bla. En un momento de la conversación, Hiruma nos dijo: mirad, el último fin en el aspecto de autodefensa del karate es no hacer nada. ¿Cómo?, le dijimos al unísono José y yo. Hiruma nos respondió: todos los karatekas que entrenamos con Egami nos quedábamos bloqueados y paralizados cuando éste nos invitaba a golpearles en combate libre sin que él hiciera nada.
    Bien, ni nos lo creímos ni lo contrario. Cuando se fue Hiruma, José y yo pusimos en cuarentena sus comentario y pensamos que tal vez pudiera ser un fenómeno de sugestión dentro del contexto ¿se quedaría bloqueado alguien que intentara golpear al maestro Egami sin saber quién era él?
  5. Una aproximación al límite superior del irimi: Mitsusuke Harada
    La experiencia real vivida en primera persona y que comento en La visita de Mitsusuke Harada no es explicable en lógica aristotélica pues corresponde a un conocimiento directo, primitivo y difícilmente atomizable en pequeñas racionalidades. Hay que vivirla y no se puede explicar a ningún tonto hiper-occidentalizado (no asumo que la cultura oriental es superior ni inferior a la occidental). ¡Y ni sugestiones ni puñetas!, aunque todos sabíamos quien era el maestro Harada, todos quisimos golpearle por la espalda a escasa distancia y ninguno lo conseguimos.
  6. Mi idilio con el irimi
    Fue en la época en la que entrenaba en el Honbu Dojo en la que de forma natural empecé a practicar el irimi. Nunca me gustó el combate libre y no sólo por las eventuales magulladuras, luxaciones etc, sino porque como comento en otra entrada considero que es innecesario para la efectividad real del mismo. Creo que Hiruma pensaba lo mismo pero algunas veces nos mandaba practicarlo, supongo que por razones comerciales de captación de alumnos, y esto no es un reproche, es entendible para un profesional que vive del karate.
    No creyendo en tal tipo de combate, a partir de una determinada época me dediqué a estar inmóvil, mirando fijamente a mi «contrincante» y sólo lanzar el golpe en el mismo momento que yo notaba el menor atisbo de movimiento. La sensaciones, crease, fueron inenarrables. Me parecía ridícula la forma de combatir que había tenido yo anteriormente y puedo prometer que a partir de ese momento no me falló la anticipación ni una vez. ¡Ojo! no me estoy auto valorando, estoy valorando el irimi en oposición al que no lo usa. Tal vez empecé a practicarlo en el momento oportuno y cuando yo estaba preparado tras duros años de práctica de las técnicas. Ver la palabras de Antonio García en esta entrada:
    Para anticiparte a tu oponente no debes ser consciente de alcanzar ese momento. Si tu mente esta ocupada por el deseo de lograr la anticipación, jamás se conseguirá esta. Por el contrario entrenar constantemente para lograr este objetivo es la forma de llegar a acercarte a él.
    Hace muchos años, cuando llevaba pocos tiempo entrenando, vi un reportaje de un combate entre dos maestros japoneses. El combate consistió en el saludo, la mirada de ambos fija en el contrario moviéndose durante diez minutos uno alrededor del otro, nuevamente el saludo y finalización del combate. ¿Cómo podía entender en ese momento lo que había ocurrido?. Es evidente que no había nada preconcebido en sus mentes, si uno de los dos hubiese pensado en realizar un ataque hubiese perdido el combate en el momento de pensar, ya que el estado mental del contrario estaba preparado para recibir cualquier información del otro.
    Pienso que si te quieres adelantarte al oponente, simplemente reacciona cuando en tu mente vacía sientas algo distinto del vacío.
  7. El irimi de Paco Díaz
    Me hizo ilusión descubrir que Paco Díaz también practicaba el irimi. En el gimnasio Andrómeda de Aravaca nos sacó Hiruma a Paco y a mí (en esa clase éramos los dos únicos cinturones negros) para que los demás observaran como hacíamos ippon kumite. Hiruma dijo a Paco que me lanzara un oi tsuki y yo le repondíera con otro. Paco no acababa de lanzar el oi tsuki y Hiruma le dijo enfadado a Paco: !Venga hombre, golpea! Paco le dijo, ¡para qué, me va a machacar!
    Paco dijo esto, no porque me valorara en exceso (nuestro nivel en karate era similar) sino porque tanto él como yo sabíamos que si los papeles de tori y uke estuvieran cambiados, el me hubiera machacado a mí. Eso es el irimi.

        Dedicado a los generosos en el esfuerzo.

Shotokai en Segorbe

El 4 de Julio de 2016 y en una visita a la preciosa villa de Segorbe tuve la oportunidad de participar en un entrenamiento relativamente informal con algunos de los miembros (que no estaban de vacaciones) del Club Karate Shotokai que dirige Juan José Aznar Devesa. Practicamos algo de Tai sabaki, y los katas Heian Shodan y Tekki Shodan. Encantador entrenamiento. El entrenamiento continuó de manera «semi-intelectual» entre enormes «bocadillos segorbinos». Como no podía ser de otra manera en la conversación aparecieron las palabras, Shotokai, Shintaido, Egami, Hiruma, Eloy Izquierdo,  Aoki, Okuyama, Harada, Toshiaki, Francisco Díaz, Antonio García, Rakutenkai, y muchas, muchas más. Agradezco a todo el grupo su gran cordialidad.
Incluyo algunas imágenes/vídeos del entrenamiento

IMG_5627
Parece que Juan José me decía: ¡no te acerques más que te sacudo!
IMG_5561
… y parece ser que sus palabras tuvieron efecto.
IMG_5577
De tal manera, que me castigaron a entrenar apartado
IMG_5633
…, luego las cosas volvieron a su cauce.
IMG_5613
En un momento determinado, mi hijo Sergio intentó golpear a Mercedes Egido,
IMG_5615
… y ésta, respondió de manera simétrica.

Un poco de Tai sabaki:

cropped-Segorbe_tekki.png
Juan José dirigiendo Tekki Shodan. De izquierda a derecha, Juan José Aznar, Bonet, Fernando Revilla y José Ramón Ors .
IMG_5655
Todos pensando en la merienda-cena,
IMG_5560
… que celebramos en este bonito marco.
IMG_5669
Al día siguiente, descansé del karate en la playa de Canet.

Mis cursos de karate en la Facultad de Farmacia

Una mínima (pero intensa) referencia a los cursos de karate que impartí en el gimnasio de la Facultad de Farmacia de la UCM, los cursos 1975/76 y  1976/77. Era necesario hacerlo, pues nunca he encontrado un grupo con tanta energía y espíritu de sacrificio. La persona encargada del gimnasio me dijo que podían venir algunos invitados ajenos a la Facultad, pero el número de estos aumentó tanto que al tercer año, y por órdenes superiores se suspendieron estos cursos. Lo entendí, pero me apenó. Entre mis alumnos de aquella época, destaco en orden aleatorio:

  • Diego Sánchez Campos, que en aquella época simultaneaba el Aikido con el karate Shotokai de Egami.
    diego_sanchez_campos
    Diego Sánchez Campos.
  • Humberto José Miranda Afonso, que como Diego, también simultaneaba el Aikido con el karate Shotokai de Egami.
    humbero_jose_miranda_afonso
    Humberto José Miranda Afonso.
  • Antonio García Martínez. Además de extraordinario shotokaika, gran estudioso. Ha publicado varios artículos.

    antonio_garcia
    Antonio García Martinez.
  • Francisco Díaz. Su apodo de Pakotanke lo dice todo sobre su potencia y energía.
    francisco_diaz_oitsuki
    Francisco Díaz.
  • fernando_revilla_2
    El «profe», Fernando Revilla, efectuando «autoimpuesto» mae geri en el «estrado» de la Facultad de Farmacia.
    fernando_revilla_5
    Fernando Revilla haciendo un evidente y falso ippon con Paco Olmo, en el «estrado» de la Facultad de Farmacia.
  • Por último, una foto vestidos de paisano. De izquierda a derecha:
    fernando_revilla_7
    Fernando Revilla en grupo.
    • Juán Alba, compañero infatigable de cenas y entrenamientos. Aquí, Antonio García nos habla de un fabuloso combate que Juán tuvo con Higashio Toshiaki.
    • Francisco Olmo, excelente karateka de la Goju Ryu, que estudiaba Farmacia y que nos visitaba con frecuencia.
    • José Rolle, compañero de Farmacia de Francisco Olmo. Fue quien organizó los cursos. Ganó el primer torneo Hiruma de kumite.
    • El profe.
    • Francisco Díaz.
    • Diego Sánchez Campos.
    • Antón. Como Diego y Humberto, simultaneaba el Aikido con el karate Shotokai de Egami.

Posiblemente se me olvida mencionar a alguno más. Si es así, por favor hacermelo saber.

El gimnasio Fujiyama de Madrid

Un toque de sana nostalgía: después de haber entrenado el los gimnasios Bushidokwai y Lasalle de Madrid con el maestro Atsuo Hiruma aparqué en el Fujiyama, donde él también daba clases. Entrenamos hasta la creación del Honbu Dojo. Aquí una foto en grupo:

fernando_revilla_8
Gimnasio Fujiyama, foto en grupo.

En la foto, aparecen entre otros:
1. José Garcia Noblejas (primero por derecha, de pie).
2. Yo, i.e. Fernando Revilla (segundo por la derecha, de pie).
3. Manolo (tercero por la izquierda, de pie), y que después puso el gimnasio Andrómeda en Aravaca.
4. Mariano Morante (tercero por la derecha, sentado), que después puso el gimnasio Shotokai de Madrid. Su hijo Mariano que también entrenó en el Fujiyama, fue dos veces campeón del mundo de full contact.
5. Antonio García (cuarto por la derecha, sentado).
6. Atsuo Hiruma (tercero por la izquierda, sentado).

Aquí otra en donde aparezco en fudo dachi:

fernando_revilla_1
Fernando Revilla en fudo dachi.

No aparecen en la foto de grupo excelentes karatekas que también entrenarón en el Fujiyama tales como Francisco Díaz, Juán Alba, Higashio Toshiaki, Humberto José Miranda, José I. de la Fuente, Maria José, Francisco Suárez, etc.

juan_alba_fujiyama_2
Juán Alba efectuando un yoko geri.
juan_alba_fujiyama
Juán Alba efectuando un shuto uke.
fernando_revilla_juan_alba_fujiyama
Fernando Revilla (izquierda) y Juán Alba (derecha).
 toshiaki_fujiyama_1
toshiaki_fujiyama 
Fernando Revilla e Higasio Toshiaki en grupo.
No podía dejar de mencionar que además de Atsuo Hiruma, daba clase Yosuke Yamashita de la escuela Goju Ryu y un alumno de éste fue Francisco Olmo con el que tuvimos innumerables debates sobre el karate en también innumerables comidas y cenas en restaurantes chinos y/o japoneses.

En el vídeo de la izquierda aparecemos Francisco Olmo y yo en un combate light y de amistad realizado en el mismo gimnasio.
Seguro que se me ha pasado por alto mencionar a alguno más. En tal caso, por favor, hacermelo saber.

La visita de Mitsusuke Harada

Mitsusuke Harada
Mitsusuke Harada.
      En el año 1972 y en una clase que se presumía iba a ser normal apareció por las escaleras que conducían al lugar de entrenamiento del club Lasalle de San Rafael, Atsuo Hiruma acompañado por otro japonés. Resultó ser el maestro Mitsusuke Harada, que había sido alumno de los maestros Funakoshi y Egami.

Como ya comenté en un artículo anterior, por aquella época todavía practicábamos el shotokai antiguo y no el evolucionado

del maestro Egami. Después del calentamiento, el maestro Harada  empezó a darnos una disertación sobre una nueva de respirar, relajar y golpear.
Lo primero que nos dijo fue que el flujo respiratorio no debería ser a saltos sino de forma continua, sin cortes. Compatible con esa forma de respirar, el golpe sería más potente y efectivo si no se cortaba al final tensando las manos y/o pies sino que se prolongaba indefinidamente. Esta prolongación, por razones óbvias no podría ser hacia el infinito pero psicológicamente, sí.

Nos puso a varios alumnos en una fila y mandó a otro, dar un golpe en el estómago al primero de la fila. Insisto que en aquella época golpeábamos duro y seco. La fila ni se movió. Luego, el propio Harada hizo lo mismo pero de manera suave y la fila se movió del primero al último. Yo, que estabá dentro de la fila sentí una rara sensación. Pensé que era lógico pues claro, no es lo mismo golpear que empujar. Pero con buen criterio, Harada fue rotando a los alumnos de la fila para que todos vieramos el efecto fuera de la misma. Y yo vi que no había empujón, sino golpe.

A priori, tal demostración me pareció curiosa y para analizar detenidamente. Ahora bien, la segunda demostración fue para mí definitiva. Fue sacando uno a uno a todos los alumnos y él, puesto de espaldas nos dijo que fueramos intentando rozarle en la espalda con un gyakutsuki lo más ràpido que pudiéramos. Ninguno conseguimos rozarle, casi en el mismo momento de lanzar el golpe, ya teníamos su potente gedan barai en nuestro antebrazo.

Después de la demostración nos preguntó por qué creíamos que él era capaz de adelantarse. Unos dijimos que por la respiración del atacante, otros por el ruido del atacante al moverse. Dijo Harada: no, por el pensamiento.

Todo esto fue otro punto de inflexión para mi motivación de la práctica del estilo shotokai del maetro Shigeru Egami que Hiruma nos trajo al año siguiente. Recuerdo que nos proyectó la película del famoso stage de Japón. Le pedí que me dejara hacer una copia y la visioné una miríada de veces. Me prometí no abandonar este tipo de karate durante toda mi vida. Cumplí, y sigo cumpliendo mi promesa.