Hiruma y el americano de Okinawa (2)

Segunda parte

Nota. La primera parte aquí.

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Atsuo Hiruma.
En aquella época hacíamos kumite con cierta frecuencia. A veces varias parejas a la vez y a veces una sóla, con los demás mirando. Un día, Hiruma nos hizo sentar y dijo: vamos, kumite. Sacó primero al americano de Okinawa y se hizo un silencio sepulcral.
Conociendo al excelente americano, intuía que ibamos a ver algo especial. Así fue. Ambos mirándose fijamente con una extrema actitud marcial, prácticamente sin moverse. Tenía yo además la curiosidad de ver a alguien que por primera vez hacía kumite libre.

Pasó posiblemente un minuto y no ocurría nada de nada, todos mirándoles con tensión que se podía cortar. De repente el americano lanzó un rapidísimo mawashi geri con el empeine que impactó contundentemente en la cara de Hiruma. El americano, azorado saludó, pidiendo disculpas y casi arrodillandose dijo: perdón, perdón, no sé controlar. Hiruma, con la cara totalmente enrojecida contestó: no pasa nada.

Al momento de reanudarse el combate, Hiruma hizo un barrido al americano que no sólo que dio de bruces con él en el suelo con los 1.90 m de éste, sino que en el mismo momento de caer en el suelo tenía en su cuello un rapidísimo, contundente y controlado shuto lanzado por Hiruma. ¡Dios mío, qué calidad!. Recuerdo que Hiruma se volvió hacia nosotros comentando algo acerca de la técnica que acababa de realizar. Confieso que no recuerdo lo que dijo y además intuyo que lo que quería es quitarle importancia a lo que acababa de hacer.

Otro día, antes de entrar en clase, hablando yo con el americano sobre mis inquietudes sobre el karate, sobre distintas formas de entrenar, etc soltó en la conversación: Hiruma es muy bueno, muy bueno. El tono del segundo muy bueno fue diferente del primero, más largo, más enfático, como queriendo decir mucho más que muy bueno.

Bien, pensaba yo lo mismo que él, pero además el bueno del americano me enseño algo que fui entendiendo poco a poco y en proceso continuo: la práctica del kumite libre es total y absolutamente innecesaria para la efectividad real del mismo.

Hiruma y el americano de Okinawa (1)

Primera parte

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Practicante de Shotokai.
Hay situaciones en la práctica del karate que suponen un cambio de mentalidad.  Corría el año 1972 y Atsuo Hiruma nos daba clase en el Club Lasalle San Rafael sito en la calle Fernando el Católico de Madrid. Un día Hiruma nos dijo en su semi español-japonés del momento: Durante unos días va a venir a entrenar con nosotros un americano. Veréis, es muy bueno,
ha entrenado en Okinawa varios años, hace el karate de forma muy suave y en su escuela no practican kumite. Es además muy humilde y educado, aunque es cinturón negro se pone uno blanco. En aquella epoca todavía practicábamos el Shotokai antiguo, no el nuevo estilo de suavidad y fluidez del maestro Egami. Recuerdo que de forma algo despectiva por mi parte comenté a un compañero de entrenamiento que si el americano hacía el karate suave, y no hacía kumite, mejor que se dedicara al ballet. Cuando apareció, con sus 1.90 m de estatura, delgado, fibroso y efectivamente educadísimo y respetuoso, me pareció muy bien técnicamente aunque con movimientos muy cortos y suaves según mi opinión. Pensé que no podría tener mucha potencia.

Al final de la clase, Hiruma nos pusó a hacer ippon kumite. Me tocó con él. Primero él de tori con oi tsuki y yo de uke con gedan barai. Yo, con mi orgullo de cinturón azul de la época me puse a la tarea esperando lo que siempre me había ocurrido: parar el oi tsuki con mayor o menor dolor de mis muñecas-antebrazos.

Cual fue mi sorpresa cuando en el primer oi tsuki que me lanzó no conseguí apartar ni un milímetro su brazo. Así varias veces. Fue una desgradable sorpresa para mí. En un momento determinado, eché una mirada de desesperación y ayuda a Hiruma y éste me dijó lacónicamente: Tú así no puedes. Mejor esquiva. No comento que ocurrió cuando yo hice de tori. Se lo puede uno imaginar.

Bien, esta experiencia me sirvió de mucho. Lo, digo porque al año siguiente Hiruma después de un stage en Japón nos trajo el nuevo estilo fluido y suave del Shotokai del maestro Egami. Más suave que el de nuestro amigo, el excelente karateka americano. Posiblemente no hubiera creido en el nuevo estilo si no hubiera tenido la experiencia que he comentado. Si alguién que hacía el karate de forma más suave que yo me demostró su potencia y energía, ¿por qué no iba yo a creer en un estilo más suave que el del americano?

Nota. La segunda parte aquí.